Tiene niveles coronados por 60 estatuas de mármol blanco que eran regalos de las ciudades italianas, en conmemoración de los 60 atletas. En 1845 se promulgó una nueva constitución bastante más conservadora y centralista, bien recibida por la burguesía catalana -aglutinada en el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro-, pero impopular entre las clases bajas, que se vieron desfavorecidas, más especialmente desde la crisis económica de 1846, la cual favoreció el estallido de la segunda guerra carlista (1846-1849), circunscrita al ámbito catalán.